viernes, septiembre 05, 2008

La pérdida de las utopías

Desde la caída de los socialismos reales a comienzos de la década del 90, y la pérdida de la valía intelectual que tenía el marxismo, que se venía produciendo desde fines del 70, se dio inicio una serie de discursos que postularon el fin de la historia, la muerte de las ideologías, la pérdida de la esperanza. Se dio paso, a la proliferación de un discurso profundamente optimista, de parte de los neoliberales, o un discurso completamente pesimista por parte de los marxistas de antaño, que se renovaron o derechamente se pasaron al bando contrario. Discurso en ambos bandos asentado, en la idea base de que las utopías estaban muertas, que ya nada se puede hacer en contra de esta sociedad de consumo, donde lo que predomina es la técnica, y el Dios máximo es el mercado. En donde lo único que nos queda por hacer es mirar el televisor y ver como la vida transcurre apaciblemente sin ningún contratiempos, como aletargados por el soma, esa pastilla, que aparece en “Un mundo Feliz” de Huxley, que te mantiene alegre y hace que te olvides de los problemas.
Pero frente a este discurso predominante, que como diría Foucault, actúa como un mecanismo de poder, que va creando realidades y que es ejecutado de una manera hegemónica, en el decir de Gramsci, por parte de la elite dominante, ¿que nos queda por hacer?, tal vez cerrar los ojos y taparnos los oídos, seguir aletargados por el soma de los logros materiales conseguidos o hipnotizados por ese Gran Hermano que es la Televisión de Masas.
Creo que ninguna de las respuestas dadas anteriormente son validas, frente a este discurso de pérdidas de las utopías, creo que nos queda rescatar al hombre en su completa humanidad, rescatar la esperanza que siempre está ahí, aunque se encuentre escondida, rescatar la conversación y los paseos al aire libre y sobre todo rescatar el amor, como dice Benedetti:
“ cómo voy a creer/dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos/ mengana dulce
osada/eterna
si voz/sos mi utopía.

J. F. Rekabarren

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En pleno 2008, luego de 18 años de la caída de los gobiernos comunistas en la Unión Soviética y en Europa del Este, claro k es dificil pensar en las utopías, en un mundo distinto al k hemos conocido hasta ahora, basado en el neoliberalismo económico.

si las utopías político - económico - sociales han sucumbido, nos keda al menos una, esa que siempre perdurará, ya que no depende de los póderes fácticos ...

Esa Utopía no es otra cosa que la Utopía de nuestras vidas, esa que cada día se intenta alcanzar...aunke a veces desfallescamos en el intento...

al final todos tenemos anhelos

saludos!

Anónimo dijo...

esta bien. Lo que han desaparecido, o màs bien debilitado, son las utopias colectivas. Cuando la vida en si no tenga utopias, por favor consiganme una cuerda

Anónimo dijo...

Uthopio murio cunado desapàreció Tomás Moro. Ahora solo existen anhelos que convierten la realidad en una suerte de providencialismo que evoca un Cielo Teñido de rojo y cubierto de Martillos y Hoces.

Es una pena pero asi es.