Aquella tarde cuando la vio aparecer,por esa larga calle que parecia un escenario, ideado especialmente para que ella iluminara las sombras que por mucho tiempo lo habian rondado, supo inmediatamente que el mundo estaría detenido por mucho tiempo, que la aurora le pareceria por mucho tiempo algo indispensable para seguir sobreviviendo.
Estuvo, esa tarde con ella conversando,de temas disimiles y variados, de risas más que de muertes, de juegos más que de traiciones, parecio como que el tiempo se hubiera conjugado con los astros para hacer que las horas se transformaran en eternas, y asi esos dos seres pudieran reencontrase, ya que desde siempre se buscaban.
Después, Juan la fue a dejar a su casa, con una sensación extarña en el estómago, una sensación extraña y agradable, una sensacion de agonia y alegria, una sensación que no conocia o que no era capaz de reconocer. Al llegar a la reja que vigilaba el hogar de aquel hermoso angel, decidio que era el momento exacto de seguir su instinto y lanzarse como la fiera se lanza a la presa, rápido y sin remordimentos, la tomo de la cintura y beso sus labios, ella sin resistirse, entregada como las suave flores de la primavera se entregan a la brisa, sólo absorvio el beso sin ninguna duda. Luego el la miró a los ojos y le dijo que la amaba, que siempre lo habia hecho, que desde siempre la esperaba, le dio un nuevo beso y se fue caminando sin rumbo fijo. Al llegar a su casa que estaba como siempre vacia, sólo con fantasmas, con los fantasmas que siempre lo rondaban, se recostó en la cama y sintió una ganas tremendas de escribir, de escribir cualquier cosa, se levantó tratando de encontrar algún papel o algo, pero no encontró nada, asi que saco la chaqueta café que se encontraba sobre una silla y decidió ir al centro a comprar una libreta.(continuará)
J.F. Rekabarren
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