lunes, octubre 30, 2006

La sangre que golpea el suelo.

En la esquina, el poste de luz ya no alumbra
y todo está callado, muerto entre plegarias de prostitutas
que en algún lugar, venden sus cuerpos al mejor postor.
Mientras tanto, la salvaje monotonia desgarra las entrañas
de todos los seres que transitan por las calles,
sobreviviendo al ir y venir de sueños de plástico.
En la plaza solitaria de cualquier lugar, que no es ningun lugar
una joven solitaria lanza lágrimas al precipicio
que muchas veces se ronda, cuando ya no hay salida.

En la esquina, el poste de luz ya no alumbra nada
las prostituas siguen esgrimiendo plegarias al vacio
y guardando los billetes que no tienen escrúpulos
la salvaje monotonia sigue desagarrando las entrañas
de todos los seres que transitan por las calles
y sus sueños de plasticos se derriten poco a poco
y una joven solitaria sigue derramando sus lágrimas
al precipicio que muchas veces se ronda, cuando ya no hay salida.

y en una habitación putrefacta
oscura y pestilente
con olor a sexo, de ese combativo
la sangre golpea el suelo
la sangre golpea el suelo
y ella llora en el parque
y el muere desangrado

J.F Rekabarren

1 comentario:

Anónimo dijo...

Está bueno... el verso sobre el dinero sin escrupulos. De hecho, me recuerda a la escena de la película Taxidriver donde Travis Wickle, alguien que justo como tú podrías decir, sufre de una salvaje monotonía que le desgarra las entrañas, en una de esas largas noches de insomnio conduciendo su taxi, llega a un sordido lugar de nueva york, y de pronto se sube una niña de 13 o 14 años, cuya ropa ligera de colores chillones, su perfume fuerte y barato, y un no menor aliento de alcohol emanado de su boca, le pide suplicante que se la lleve de ahí... al lugar que sea; y en ese momento aparece el cafiche de la niña, le deja un billete sucio y harapiento, "recomendandole" mejor olvidar lo sucedido. Entonces, un par de dias despues, travis decide salvar a esa niña de la prostitución, y entra a su habitación bajo la excusa de acostarse con ella, y para eso emplea el mismo billete sucio que el cafiche le dejó antes...
En ese sentido, de una u otra forma, desde la visión hedonista del enajenado en busca de sexo, o del hombre que aun cree poseer valores morales, las prostitutas representan un elemento simbólico de redenciòn... como magistralmente narró Dostoievski en Crimen y Castigo.
Es una realidad bastante trágica... que a la vez no solo es de plástico, sino que sórdida.. mas aun cuando ocurre en los bajos fondos sociales. ¿Es culpa de la sociedad, de los tabúes?... ¿O es un mal necesario, una válvula de escape a la enajenación del hombre actual?